El 8 de mayo de 1268 Jaime I, Rey de Valencia, hizo donación de la acequia Real de Moncada que hasta ese momento la había retenido como continuación de los bienes de reales conquistados, de esta manera a partir de aquel momento ya no tendrán que pagar impuestos al rey por usar el agua y podrán gobernar el uso de la acequia de una forma autónoma nombrando por sí mismo un acequiero. A partir de aquel año empieza, pues, una nueva etapa en la historia de esta acequia, la cual llega hasta nuestra época presente.
Por este motivo el presidente, els sindics y el personal de la Real Acequia se han acercado a la parroquia de Sant Jaume a dar gracias a Dios por estos 748 años y a pedir por el eterno descanso de los que les han precedido.
“La Real Acequia de Moncada es un monumento de los que un pueblo puede sentirse orgulloso. Por sus características es un patrimonio que se eleva muy poco sobre la cota cero del terreno. Es, por decirlo de alguna manera, un poco invisible y, sin embargo, es un gran sistema de organización y reparto del agua para el riego.
La construcción de la red hidráulica ha ido generando durante siglos diversas obras para su mejor uso y aprovechamiento, conformando una arquitectura patrimonial que merece el interés y estudio de los investigadores y académicos, así como el conocimiento y la visita de la sociedad en general. Un patrimonio hidráulico que tiene en primera instancia un protagonista ejemplar: la misma acequia, su recorrido, su diseño, su razón de ser, que es la de la comunidad agraria que la ha construido, ampliado, reparado, cuidado y usado durante siglos. Y en segunda instancia toda una serie de elementos que conforman las citadas construcciones, que sirven para su funcionamiento o se aprovechan de la energía que genera la circulación del agua, y que puede ser catalogada y cuantificada. Entre los primeros están el azud, las compuertas, los partidores y todos los sistemas pensados y organizados para repartir el agua de la manera más justa posible” (paisatgesculturals)
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