Estuve enfermo y viniste a verme

Visitadores de enfermos

Entrevista a Petra, de 87 años. Una mujer a la que visitamos los jueves por la tarde. Muy trabajadora. Ha criado a sus hijos con mucho amor, cuatro de ellos sordomudos. Ahora mismo, son ellos los que la cuidan y se desviven por ella.

Después de estas semanas de confinamiento, ¿cómo te encuentras? Mal. Con mucho miedo. tengo bronquitis crónica y hace dos años, pase la gripe A.

Las visitas, ¿cómo las esperas? Con mucha alegría. Estas semanas que no podíais venir, cuando sonaba el teléfono, esperaba que fueseis vosotras. Sentía una gran alegría. Hoy, cuando he escuchado el timbre… Me olvido de todo. Hablar con vosotras me gusta mucho. Las visitas se me hacen cortas hablando: olvido mis preocupaciones que no son más que mis hijos y mis nietas. Todos a los que quiero.

Las Celebraciones Petra, ¿te acercan a la parroquia? Sí. Son LO MEJOR. Me encuentro delante del Señor. Cuando entro en la iglesia se me llenan los ojos de lágrimas… Sobre todo, al ver a la Virgen. Y me gusta escuchar al sacerdote. Yo iba a misa primera, a las monjas, cuando podía andar mejor … Tengo mucho que agradecer al Señor. Y, además, vernos todas allí, me alegra mucho. Sois mis amigas y amigos. ¡No me falta nada!

Petra, ¿recomendarías las visitas a los enfermos? Sí. Siempre. Son la mejor compañía. No sabéis la ilusión que siento cuando amanece y es jueves y sé, que por la tarde, escucharé “vuestro timbre”. Hablamos, conversamos y, sobre todo, ese pequeño paseo cogida de vuestros brazos… Gracias.

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