El domingo próximo celebramos la solemnidad del Corpus Christi –del cuerpo y la sangre de Cristo– y la tradicional procesión de Jesús por nuestras calles. En este día, los católicos manifestamos nuestra fe en la presencia real, sacramental y permanente de Jesucristo en la eucaristía y ofrecemos al mundo el amor y la misericordia de Dios.
¿Cómo lo vamos a celebrar en nuestra Parroquia?
- Sábado 28
- A las 20.30h Acto Eucarístico de la Misericordia. Donde se nos invitará a participar del sacramento de la Reconciliación para prepararnos a la gran Fiesta del día siguiente.
- Domingo 29
- A las 11.00h Misa Solemne del Corpus Christi.
- A las 20.00h Eucaristía con las familias de todos los niños que han tomado la Primera comunión este curso.
- A las 20.30h Procesión de Jesús sacramentado por nuestras calles. Sin duda alguna la procesión MÁS IMPORTANTE DEL AÑO. No es una imagen (por querida que sea para nosotros) la que recorre nuestras calles, sino Jesús mismo el que se acerca a nuestros hogares y bendice a nuestras familias. Engalanemos nuestros balcones, abramos nuestras puertas y asistamos a su encuentro.
LA COLECTA de este día que tradicionalmente se destina a Cáritas diocesana, “este año será destinada íntegramente para subvenir a las necesidades derivadas del terremoto en Ecuador” por eso se nos pide que seamos especialmente generosos “con nuestros hermanos de Ecuador: es un deber de caridad que reclama su cumplimiento al celebrar la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, la Eucaristía, Sacramento de la Caridad, Día del Amor fraterno”.
Para más información de lo que CARITAS ESTÁ REALIZANDO EN ECUADOR: Terremoto Ecuador
El Corpus Christi es una magnífica ocasión para entrar en el corazón del misterio de la eucaristía. Todos deberíamos empeñarnos en que esta fiesta recobre una mayor participación en la misa y en la procesión de todo el pueblo de Dios. Necesitamos avivar la fe y el aprecio por la eucaristía: es el bien más precioso que tenemos los cristianos. Es el don que Jesús hace de sí mismo, revelándonos y ofreciéndonos el amor y la misericordia infinitos de Dios por la humanidad, por cada hombre y mujer y, de manera muy especial, para los más pobres y necesitados
